Smart lighting, o iluminación inteligente, es un nombre que reciben varias conceptos y aplicaciones de las tecnologías LED que son tendencia desde hace algunos años.
Cuando se piensa en smart lights, en especial aquellas personas que conocen del tema, lo más común es remitirnos a un tipo de bombillas en particular: aquellas que están, de un modo u otro, conectadas a dispositivos electrónicos.
Es cierto que esta es su aplicación más popular. Cada día en más hogares encontramos lámparas que permiten cambios de colores e intensidad, variaciones de temperatura o flickering y orientación de la luz.
Algunas de estas fuentes de luz, las más avanzadas, cuentan con sus propios paneles desde los cuales se controlan los parámetros mencionados.
En otros casos se manejan desde las teclas de pared. Hoy en día la versión más extendida de las smart lights incluye una conexión con teléfonos móviles, ordenadores o tablets a través de Wi-Fi o Bluetooth.
Sin embargo, los expertos a cargo de desarrollar estos productos explican que sus intenciones van mucho más allá de la conexión entre artefactos. La eficiencia energética, la funcionalidad e incluso la utilización de la iluminación como búsqueda de una mejor conexión con la naturaleza son sólo algunos de estos preceptos.
Para entender por qué el smart lighting es tan popular, accesible y prometedor, debemos conocer su funcionamiento. Esto no es posible si no explicamos primero la tecnología que hizo posible esta revolución: las luces LED.
Luces LED, el punto de partida de las smart lights
La iluminación, al igual que muchos otros campos tecnológicos, sufrió un crecimiento exponencial con la llegada del nuevo siglo. Estos cambios fueron impulsados principalmente por el descubrimiento de las luces LED.
Si bien los primeros ledes fueron creados hace casi un siglo, no fue hasta hace muy pocos años que nuevos descubrimientos permitieron su producción y comercialización a gran escala.
Los LEDs son, sin dudas, el elemento impulsor de las smart lights. Sus primeras aplicaciones las podemos encontrar en displays de casi cualquier aparato electrónico de los años 70s y 80s.
Desde ese momento hasta ahora, el nivel de sofisticación que se ha conseguido es increíble. Si bien aún presenta desafíos a resolver, los LEDs de hoy en día aprovechan más energía que cualquier otra tecnología disponible comercialmente.
Su funcionamiento depende de un innovador sistema que utiliza un diodo luminiscente compuesto de dos electrodos por los cuales la corriente sólo puede circular en un sentido para generar luz.
Al tratarse de un circuito electrónico, los ledes tienen la ventaja de poder encenderse y apagarse sin ayuda mecánica. Además, cumplen con todas las funciones prácticas de la iluminación, ya que permiten dirigir la luz en una dirección elegida y cambiar de color.
Aplicaciones de LED en distintos tipos de luces
Cada LED contiene una composición gaseosa que modifica el color que observamos, aunque no emite una gran cantidad de luz. Por este motivo, en las lámparas se suele colocar una gran cantidad de ledes.
Esto es lo que permite que se pueda regular el color, combinando pequeños focos de distintas tonalidades. También posibilita dirigir la luz y crear patrones lumínicos.
Esta información nos permite volver sobre el tema de la funcionalidad de la iluminación y sus aplicaciones prácticas. Uno de los usos más extensivos que se la de en la actualidad al smart lighting es la adaptación según ambientes y estados de ánimo.
Es sabido que las luces tienen un profundo impacto en los estados de ánimo. La diferencia entre luces de colores fríos o cálidos es muy utilizada para separar espacios laborales de ambientes de ocio y relajación.
Las smart lights de hoy en día posibilitan que todos estos matices combinen en un solo lugar. Puedes instalar una bombilla que produce luz fría durante el día, cuando trabajas desde tu casa y necesitas concentración.
Pero a la vez, ese mismo foco, por las noches cambia a una luz amarilla o de un tono blanco cálido. De este modo te permite una mayor relajación, desconectarte del estrés laboral y descansar la vista.
Lo mejor es que el control de las lámparas inteligentes está al alcance de tu mano, en el móvil o la tablet a través de una simple aplicación conectada a la misma red Wi-Fi. También, por supuesto, se pueden programar por horarios y estaciones.
El uso programado de smart lights es muy útil en iluminación de exteriores y piscinas, y en espacios públicos o privados que mantengan una actividad regular. Pero las posibilidades que entrega esta tecnología son ciertamente infinitas.
Además de producirse lámparas smart de pie, pared o techo, contamos con todo un espectro de aplicaciones que va desde las tiras LED hasta los paneles estilo canvas que combinan iluminación con diseño.
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Fuentes: